Es muy común escuchar la frase “la primera impresión es la última impresión”, no sólo relacionada con las propias personas, sino también con el entorno en el que nos encontramos. Nuestra mente, a medida que recorremos nuestras experiencias, va acumulando escenas y sensaciones de cómo nos sentimos en ese lugar y momento. Estas sensaciones trazan una línea recta entre el aspecto del lugar y lo que éste era capaz de transmitir.
¿Te importan los detalles en tu clínica y en tu sala de espera?
Desde el más pequeño hasta el más grande detalle... Porque tienen un gran impacto en la impresión que sus pacientes tienen de su servicio. Cada color, forma, objeto y uniforme presente en tu oficina genera una visión amplia y llena de sentimientos sobre el mismo; Si tu oficina es más tecnológica, con un diseño limpio y colores claros o más acogedora, con un diseño amaderado y colores cálidos, por ejemplo.
Prueba de ello es la psicología de los colores, los cuales son capaces de traer diferentes sensaciones, por ejemplo, una paleta de colores bien formada trae un impacto emocional más asertivo que una paleta mixta.
Además, lo que se muestra en la televisión de la sala de espera influye directamente en el estado de ánimo de quienes esperan ser atendidos.
Todos los detalles presentes en tu entorno laboral necesitan dialogar entre sí, para que la primera, segunda y tercera impresión sea positiva y beneficiosa, para ti, como profesional y para tu paciente.