Es muy común dividir entre el producto a vender y el servicio. Esto está cambiando cada día más en nuestra vida diaria. Antes la gente sólo invertía en el producto que estaba allí, de forma tangible y material. Por eso, siempre ha sido valorada entre los oficios; la armonía del lugar y lo que se ofrece al consumidor para hacerlo sentir bien; el aroma del ambiente y las composiciones que en él existían.
Lo que queremos traeros hoy es precisamente la evolución de este criterio entre producto y servicio, especialmente en lo que respecta a las prácticas y la relación entre paciente y cliente.
Nosotros, como marca y en nuestra evolución, siempre hemos estado atentos a la experiencia de nuestros clientes con nosotros, y por eso podemos reconocer que la oficina no es diferente.
La medicina en general es parte de una constante evolución. Una evolución que explora y está presente en amplios espacios dentro de lo mucho que hemos evolucionado como sociedad. Hoy en día, la medicina va mucho más allá de un dolor o un problema en una región de nuestro cuerpo, abarca la estética y todo aquello que compramos para sentirnos mejor.
Actualmente, acuden a vosotros, profesionales, personas para comprar belleza, bienestar, sonrisas y sueños... ¡Teniendo en cuenta esto, estas personas no pueden ser vistas sólo como pacientes, sino como clientes!
La experiencia debe ser diferente, y debe ser muy especial y única, para que todo se haga de manera significativa y así, el feedback y las referencias estén garantizados. Por ello, las experiencias visuales, sensoriales, sensitivas y todo lo que aporte al bagaje de este cliente dentro de esta clínica es fundamental. Y esto generará ventas y resultará en grandes oportunidades.
Los cinco sentidos y sus conceptos nos ayudan a observar de cerca los detalles, a saber: el olfato, la visión, el oído, el tacto y el gusto. Si desplegamos cada uno de ellos, podemos reconocer capacidades increíbles en este ámbito.
La visión nos lleva a percibir cómo está decorado este ambiente; si hay armonía en los colores y si son capaces de despertar sentimientos importantes en la traducción del cliente a usted, como profesional.
La audición también nos aporta sensaciones frente al ruido local. Es capaz de hacer que el ambiente sea acogedor o no.
La tactilidad tiene que ver con el tacto y los materiales elegidos para crear este ambiente, de modo que el cliente sienta una agradable sensación de estar allí.
El sabor sería algo relacionado con las pequeñas delicias que puedan existir. Un agua saborizada, un café recién hecho, unos snacks saludables… Siempre pensando en cómo ese cliente puede sentirse acogido y atendido.
Cada elemento, pequeño y grande, marca la diferencia. Va mucho más allá del servicio en sí, se trata de dar la bienvenida desde el primer contacto.
¡Cuente con nosotros para saber más!
Gracias por tu atención <3, con cariño, Holi.